Una de las cosas de las cuales me gusta presumir (pero solo un poco) durante reuniones, pedas, comidas, fiestas, y demás absurdos sociales del disfrute de señoras copetonas (cuando se vuelven ineludibles) y salidas y convivencias varias es mi vasto y enciclopédico conocimiento de la cultura pop.
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Ya sea que se traten de libros juveniles, películas, caricaturas, series de televisión, historietas, revistas, canciones o videojuegos, suelo ser alguien que está bastante bien versado acerca de su trama, sus personajes, su autor, influencia, entre otras cosas. Por supuesto, esto no me impide que sea capaz de apreciar, aprender y retener la llamada “alta cultura”. (que en determinados casos, me parece un término extremadamente presuntuoso, principalmente usado por snobs e intelectualoides que se aferran a encerrarse en sus torres de marfil, desconectándose del mundo que los rodea, muchas veces demostrando su tremenda ignorancia, su asqueroso clasismo, y sus enormes ingresos económicos y su desenfrenado consumismo, todas estas, expresiones prosaicas del status).
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Mucha gente (pero realmente mucha gente), principalmente las figuras de autoridad adultas, como suelen ser los padres, los maestros, los sacerdotes, las directoras de escuelas privadas, los testigos de Jehová, las tías frígidas y metiches, y las chismosas viejas copetudas de la alta alcurnia, todas estas personas, baluartes defensores de la moral y las buenas costumbres, (y conste que estoy tratando de no cagarme de la risa por decir lo anterior) se toman muy a la ligera una gran parte de las creaciones de la cultura pop, tachando a estas expresiones de ser infantiles, pueriles, poco serias, con pocas o ninguna lección moral que dar a su espectador, y que, para venderse entre el público, abusan del uso de lenguaje ofensivo, contenido sexual, violencia, y resoluciones ridículas de los conflictos presentados en estas obras. Obviamente, consideran que estos productos solo traerán la ruina moral e intelectual de los jóvenes (y no tan jóvenes) que disfrutan de ellas, así como inducir a sus espectadores a otros males tremendos como son el consumo de drogas, las adicciones, una vida sexual irresponsable, un mal desempeño académico o laboral, falta de respeto a las figuras de autoridad, problemas psicológicos, el abandono de la religión (¡Dios nos libre!) y el llegar a cometer delitos. Mire nomás usted.
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Solo una pequeña parte de las obras de este tipo llegan a ser apreciadas y disfrutadas enormemente por las personas citadas anteriormente, debido a que, desde su extraña óptica, estas obras se basan en temas positivos de vital importancia como lo son el cuidado a la familia, la superación personal, la importancia del trabajo duro para lograr las metas, la defensa de los valores, etc. Resulta curioso que, en nuestra sociedad (la mexicana) los programas que caen en la primera categoría sean en su mayoría programas de animación, tanto japonesa como del resto del mundo, exceptuando por supuesto la de nuestro país (la cual, dicho sea de paso, salvo muy pocas y honrosas excepciones, es mediocre en el mejor de los casos), de fantasía, de ciencia ficción, de comedia y acción (por algún extraño motivo, la única excepción a esto suelen ser los programas de Disney Channel), mientras que los programas que se incluyen en la segunda categoría sean principalmente programas live-action (es decir, con actores reales) producidos en la mayoría de los casos por las grandes televisoras nacionales. Me refiero, por supuesto, a las telenovelas de Televisa.
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Arriba: Corruptores de las mentes y corazones de nuestros pequeñines. Abajo: Defensores de la moral y las buenas costumbres.
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Nunca ha dejado de parecerme absurdo ese prejuicio de “animación y efectos especiales falsos = programa para niños. Live-action y temáticas ‘serias’ (nótense las comillas) = programa para adultos”. O peor aún, su todavía más simplona generalización: “Comics, videojuegos, caricaturas y demás = divertimiento para niños y personas inmaduras” ¿Por qué? Porque existe una gran cantidad de programas de animación, videojuegos, comics, etc. que poseen contenidos profundos que instan a la reflexión, criticas demoledoras a situaciones de la vida diaria, guiños humorísticos a la vida y obra de personas famosas, así como trasfondos profundos que pueden dejar una enseñanza, sin la necesidad de tratar al televidente como si fuera un pobre retardado, y, lo que es mejor, sin tener enormes pretensiones de ser una obra solemne o madura. (A diferencia de ustedes, par de pirujas: “Nuevo Cine Mexicano” y “Rock en tu Idioma”. No crean que me he olvidado de ustedes dos.)
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Ejemplos de lo que menciono hay muchos. Tan solo para que se den una idea de a que me refiero, los insto a leer estas citas citables de Spawn de parte del buen Reverendo Strauffon, o a entrar a 9GAG e introducir en el cuadro de búsqueda la frase “Right in the childhood”, eso sí, ignorando todo lo que tenga que ver con la regla 34, o que sean suposiciones de fans, concentrándose principalmente en todas aquellas imágenes que sean capturas de pantalla con diálogos (aquí un link por si les da flojera hacer la búsqueda ustedes mismos). También les sugiero investigar a fondo acerca de comics de culto, como lo son V for Vendetta, Watchmen, los Elseworlds de DC… Checar trabajos de animación como los que menciona el buen Ego Sum Qui Sum en este texto, o, para empaparse de toda la cultura pop posible, pueden checar todo lo que Ego ha escrito del tema. Las opciones son numerosas, y créanme, no se van a arrepentir.
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Quien diga que estas obras están dirigidas a un público infantil, necesita primero verlas antes de abrir el hocico y quedar como un asno…
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Pero ahora, hace falta ver del otro lado de la moneda...
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Las telenovelas son todo un paradigma cuando se trata de la televisión mexicana, y bien podría decirse que es la especialidad de las casas productoras de nuestra patria. Tan es así que quienes no pueden costear televisión por cable cuentan con nada más y nada menos que 3 canales dedicados casi exclusivamente a esta forma de entretenimiento. Dos de ellos pertenecientes a Televisa (“El Canal de las Estrellas” y “Galavisión”) y uno perteneciente a TV Azteca (Azteca 13). Estas producciones suelen abordar en su mayoría las mismas temáticas, enfocadas principalmente para apelar a las clases medias y bajas de la sociedad. Temas como lo son la importancia de la familia, el romance, las adicciones, las diferencias de clases, el valor de la amistad y la lealtad, la importancia del trabajo duro y honrado, los problemas a los que se enfrentan la familia y la pareja, entre otros temas, suelen ser abordados en estos programas.
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En cuanto a la calidad que podemos esperar de estos programas, pues es… ¿como decirlo? Bueno, digamos que suele ser única en si misma…
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¿Quieren darse una idea de la calidad presente en estos programas, que son la muestra representativa del contenido televisivo que nuestra nación produce y exporta al mundo? ¿Quieren ver una muestra de esos programas que se consideran como baluartes de elevados valores morales? ¿Quieren ver una escena de una de las telenovelas más populares de la década de los años 90, que fue la inspiración directa de su servidor para escribir toda esta entrada? Bien…
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He aquí:
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Si lo necesitan, tómense unos minutos para digerir todo este… surrealismo… que acaban de presenciar. Salgan a tomar tantito aire unos momentos para que asimilen lo observado…
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¿Listos? ¿Ya más tranquilos? Pues bien, continuamos.
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Lo que acaban de ver es una de las escenas climáticas de una telenovela conocida como María la del Barrio, protagonizada por Thalía, en el papel principal (María la del Barrio, por si no son capaces de deducirlo), Fernando Colunga como el galán principal (cuyo nombre para fines de este video es irrelevante), e Itati Cantoral, en el papel de la malvada villana, Soraya Montenegro, siendo esta ultima, quien sale a relucir en la escena que acabamos de ver.
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Quizá algunos de ustedes no están familiarizados con las telenovelas. Vaya, que yo no tenía ni puta idea de quienes eran los personajes de María la del Barrio, exceptuando por obvias razones a María la del Barrio (Y eso no tanto porque fuera Thalía, sino porque usaba un sombrerito similar al de Torombolo, el entrañable patiño de los cómics de Archie), hasta cinco minutos después de ver por primera vez el video que hace un momento les mostré, luego de una exhaustiva investigación en Wikipedia. Así que lo mas probable es que muchos se pregunten: “¿Se trataba acaso de una serie cómica?”.
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María la del Barrio y Torombolo ¿Separados al nacer?
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Preguntas impertinentes como esta requieren de respuestas sarcásticas, así que ahora les pregunto: ¿escucharon acaso algún sonido chusco en la música incidental de la escena? ¿Alguna risa grabada, o aplauso seguido de risitas? No ¿verdad? Esto se debe a que la intención de la novela no es ser un programa cómico, sino ser un melodrama. ¿Pero cómo? Lo sé, lo sé. Es una conclusión antiintuitiva, para alguien que no está familiarizado con esta clase de programas, pero solo pongan atención a la escena. Música de fondo seria que en un instante cambia al de una melodía de tensión. La chamaca de la silla de ruedas con una cara de terror. Todo mundo actuando con una seriedad y preocupación inusitada. Y a nadie se le escapó una risita ahogada y mongoloide, como suele ocurrir en los programas de comedia que produce Televisa…
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Wey, es que, hay tantas cosas, DEMASIADAS cosas en esta escena que rayan en el absurdo… ¿Cómo es que la gente se tomaba en serio el programa con escenas como estas? Claro, actualmente muchos de fueron asiduos espectadores de este programa han olvidado esta y muchas escenas, o por lo menos, alegan no poder recordarlo. Digo, no es para menos, si tomamos en cuenta que esta telenovela se transmitió por primera vez hace 17 años. (Breve paréntesis para que puedan meditar acerca del correr del tiempo, el fin de la vida, y la futilidad de la existencia, o esas mamadas de que “todo tiempo pasado fue mejor”). ¡Pero por las Bandas Carmesí de Cyttorak! ¿En serio puede existir gente que al ver esta escena, se la tome en serio?
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¿Qué pedo, pinche Templo? No me andes invocando a lo pendejo…y en cuanto a tu pregunta ¡Ay wey! Si te dijera…
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No faltará el pobre diablo que salga con el alegato de: “Pero Templo ¿Cómo puedes decir que esta escena está plagada de ridiculeces?”. A lo que yo contestare: ¿Te las enlisto en orden alfabético, cronológico, semántico, o conforme las vayamos pescando? Y es que han de saber, lectores míos, que si hay una clase de humor que yo disfruto con singular alegría, es el humor involuntario. De ese que surge en situaciones que no pretenden ser graciosas, sino todo lo contrario: solemnes, serias, deprimentes (Bueno, ahora que lo pienso, el humor involuntario necesita ser un poco deprimente. Ahí radica lo entretenido), melodramáticas, etc. Todo menos cómicas. Y esta escena es, en mi humilde pero crapulosa opinión, el non-plus-ultra de la comedia involuntaria de la televisión mexicana (Pisándole los talones tenemos el capítulo de los cosplayers de La Rosa de Guadalupe de Televisa. Cómo chingados no).
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Analicemos solo algunas de las muchas incoherencias y detalles pintorescos de la escena, así como el legado que el personaje de Soraya Montenegro ha dejado para la posteridad:
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Algo que muchos de los lectores mas jóvenes de este espacio no sepan es que durante y desde antes de la década de los noventas, a los jóvenes y niños cuyo nombre fuera Fernando, de cariño no se les llamaba únicamente Fer, como acostumbramos actualmente. En esos arcanos y desconocidos tiempos, el nombre de Fernando tenía otro diminutivo. Uno reservado casi exclusivamente a los niños fresas, vulnerables y consentidos. Ese diminutivo era Nandito. Si te llamabas Fernando en la primaria, y era escuchado por alguno de tus condiscípulos que tu madre te llamó Nandito cuando vino a recogerte, ya podías darte por costal de boxeo (físico y psicológico) oficial de todo el alumnado… En la primaria tuve un amigo que se llamaba precisamente Fernando. De clase media alta, un padre exitoso, una madre muy guapa para quien el muchacho es la luz de sus ojos, y una naturaleza noble y amable, mi amigo tuvo la mala fortuna de que esos gremlins repugnantes dopados con azúcar que la gente insistía que eran “niños de primaria” (a la fecha sostengo que eran las encarnaciones de John Gacy, Ted Bundy, el carnicero de Milwaukee,y otros personajes horribles que seguramente corrieron del infierno) supieran que le llamaban Nandito. Fue tal el escarnio que sufrió mi amigo (incluso mi familia llegó ha hacer mofa de él, afortunadamente no en su cara) que al terminar el año escolar, se cambió de colegio.
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Creo que con este antecedente ya saben que se puede esperar del muchachito de la escena. Un joven, si bien de naturaleza bondadosa, poco hábil e inexperto. Como lo llamarían comúnmente: un pendejazo.
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Y es aquí cuando el querido Nandito le da solito en la madre a todo lo bueno que pudiéramos pensar de el. Vaya que resultó brillante el nene. ¿Su solución para rescatar a Alicia? Casarse con ella ¡por supuesto! ¡Vamos! ¡Traigan al capitán del barco para que los case! Bueno, evidentemente es culpa de sus padres, que lo educaron viendo a Disney. ¿Y cómo se le ocurre lidiar con la invalidez de la niña?: “Te pondremos en manos de médicos para que te operen y vuelvas a caminar”. Mientras tanto, todos los demás personajes de la serie se dan un zape al no habérseles ocurrido la solución a la paraplejía de Alicia. Vieran que es increíblemente difícil dar con la solución obvia de un problema cuando eres un habitante del Tercer Mundo (o cuando eres vecino de los Estados Unidos).
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¡Ay güey! Por momentos olvido que estamos no a diez, sino a 20 años de diferencia con respecto a la época en la que esta serie se grabó por primera vez. Dejo esta imagen para que las generaciones futuras puedan darse una idea de la forma de vestir de la clase media alta y alta del México de la década de los 90. Ya saben, de ese tipo de cosas que todos quisiéramos olvidar, como las plastotas de maquillaje, los flecos super levantados, y los aretes que más que aretes parecen candelabros de techo en miniatura…
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“¿Que haces besando a la lisiada?” Acabando con el hambre que azota a África, seguramente… ¡Pues besando a la lisiada!… ¡Duh! El genio que acuñó esta joya del diálogo dramático debe ser la misma persona que dio a luz al brillante y sublime comentario sarcástico: “y tu nieve de limón ¿de que la quieres?” (De chabacano, seguramente)
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“¡DE MI NANDITO!”… No se como explicarlo, pero la voz de Itati Cantoral hace que el sustantivo propio “Nandito”, suene aún más ridículo de lo que se oye de labios de cualquier otra persona. No me imagino a una amante cabrona, agresiva y manipuladora llamando a su chile “Nandito”. Eso está reservado para las mamás, las abuelitas, y posiblemente las novias fresitas… Pero de cualquier otra persona, se escucha mal, se escucha blasfemo, impío, tabú. Yo jamás le dije “Nandito” a mi amigo Nandito. Le decía Fer, o “hermano”. Y no porque no existiera esa clase de confianza (éramos niños de segundo grado. Entre niños de esa edad siempre existe esa confianza), sino porque algo dentro de mí me decía que no era lo apropiado… ¿me entienden? Agreguen toda la carrilla que mi pobre amigo sufría, y ya no tengo nada más que explicar.
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Y es aquí donde la fiera saca sus garras y tiene que marcar su territorio ¿Cómo es que se atreve esta inocente jovencita Alicia a dejar que Nandito la bese? ¡No señor! ¡Esa escuincla nalgas miadas (Estando en una silla de ruedas, la expresión adquiere todo un nuevo significado, si saben a lo que me refiero) debe aprender su lugar en esta novela! Y así podemos apreciar en todo su esplendor un forcejeo entre una dama de alta sociedad y alcurnia, con evidentes tendencias agresivas, contra una indefensa muchacha fresa en silla de ruedas. Muchacha fresa en silla de ruedas de la cual es legalmente responsable, según lo que tengo entendido de la (ya de por sí) enredada trama de este serial televisivo. Y es así, a poco más de tres lustros de anticipación de que se volvieran tan sonados los casos de prepotencia y abuso de parte de la clase adinerada, como el Gentleman de las Lomas, o la Lady Profeco, Televisa ya estaba imponiendo un estándar difícil de superar en lo que al tema se refiere. Que Juan Diego López Jiménez ni que la chingada…
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Y miren que humillar y tirar la mercancía de un niño de primaria de escasos recursos, ya es algo que califica bastante alto en la escala de hijoputez.
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¡Pero momento! ¿Cuál fue la atinada respuesta de nuestro querido Nandito? ¿Bajar hecho la chingada a la fiesta a pedir ayuda? ¿Tomar el teléfono para llamar a la policía? ¿sacar en friega a la minusválida de la habitación? O, en el peor de los escenarios ¿Taclear a la agresiva socialité? Si contestaste alguna de estas respuestas, lo siento mi chavo, porque me temo que has puesto demasiadas esperanzas en un pobre pendejo (a parte de que no viste ni madres del video). ¿Qué fue lo que hizo Nandito? Se pone a forcejear con la señora, la cual, dicho sea de paso, parece ser bastante más fuerte que el, al proyectarlo hacia un lado cual si se tratara de una muñeca de trapo. Y con solo una cachetada. Y DOS VECES. Esta señora bien podría ser luchadora profesional de la WWE. O a lo mejor si se le metió el demonio, como dice la señora, que supongo es la institutriz de la niña.
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Es aquí donde la institutriz, armada con el suficiente sentido común, hace exactamente lo que debió hacerse en un principio: bajar a pedir ayuda. Aunque no fue en el momento más oportuno, ya que nos privó de un exquisitamente hilarante pleito de borrachos. O mejor dicho, una exquisitamente hilarante escena de una mujer bien entonada echando bronca…
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Vamos, ¿Acaso no es entretenido ver las pendejadas que hace o sufre la gente estando borracha?
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Mientras tanto, en la casota de Thalía y Fernando Colunga (este último, con un bigote más falso que una moneda de setenta y nueve pesos) discuten acerca de si castigar o no a su vástago Nandito. No porque se porte mal (parece que el muchacho, aunque atarantado, es un buen muchacho) sino para que la mamá no tenga que preocuparse. N’hombre, ese si es un ejemplo de paternidad responsable… Claro, eso sin mencionar que Nandito ya está bastante peludo.
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¡Al fin llega la caballería! Además ¡Nandito ya tiene la ventaja en la pelea! Me pregunto cuántos intentos le habrá tomado. Lamentablemente, eso no dura mucho. En serio viejo. Cuando proteges a alguien, procuras alejar al agresor de la víctima, no acercarlo. Ve lo que ocasionas. Tiraste a la niña de la silla de ruedas. No mames…
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Por fortuna ya se presentaron los refuerzos, Y aunque se presentan bajas (pobre nana, a menos que seas parte del casting de The Expendables, a su edad, que te azoten contra una pared, debe doler), y es evidente que traer a la borracha argüendera no fue precisamente una buena idea.
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¡A la madre! Unas tijeras han caído en las manos de la, evidentemente esquizofrénica, Soraya. Bueno, a parte de la obligada pregunta ¿Quién es el maldito imbécil que pensó que es una buena idea dejar tijeras al alcance de una persona minusválida?, es necesario preguntar, ¿Por qué no salieron todos corriendo cuando vieron a una loca con tijeras, en lugar de quedarse pendejeando discutiendo? Tal parece que las clases altas tienen atrofiados sus instintos de supervivencia…
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Y pasó lo que tenía que pasar. Nandito es apuñalado. Y al parecer, descubrimos que ser madre te dota de una especie de sentido arácnido capaz de sentir cuando hieren a tu progenie. ¡Hay que llevarle el caso a James Randi para ganar un millón de dólares!
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Demonios. Desde esa perspectiva, cualquiera siente empatía por Nandito...
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Si, toda una escena que bien podría ser el non-plus-ultra del género telenovelero mexicano. Uno se pregunta ¿realmente no había otra cosa que ver en televisión abierta que valiera realmente la pena? Y la respuesta es sencilla: No, no lo había, a menos que disfrutes ver a Chespirito, a Don Francisco, u otra telenovela… Por eso amigo, si tienes la fortuna de disfrutar de un servicio de televisión de paga, se agradecido, porque no tienes idea de lo afortunado que eres…
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¡Que agradezcas, escuincle malagradecido! ¡AGRADECEEEEE!
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Fue con la llegada de Internet, y el advenimiento de una generación ociosa y crapulenta, pero sin estar contaminada de todo el drama clásico que disfrutaba el mexicano noventero, que esta escena, que bajo cualquier otra circunstancia se habría perdido en el olvido eterno, se convirtió en uno de los muchos memes cómicos que invadirían el Internet. Pero la cosa no quedó solo ahí. Por supuesto que la cosa no quedo sólo ahí:
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Dios, no se que me perturba más de esta imagen. La fidelidad con la que dibujaron los rasgos de Itati Cantoral. O lo parecidos que son los muñequitos de Nandito y Alicia. Al Nandito-chibi le dejaron hasta el flequito.
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Jajajajajajaja… Heidi. Otro clásico olvidado de la programación del ayer, que ocupa un lugar muy especial en nuestros recuerdos junto con Remy, Candy Candy, y El Jardín Secreto: ese espacio con la etiqueta: “Animes que no sabías que eran animes, y que te hicieron adicto al Prozac”
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Y hablando de Heidi y la escena de la maldita lisiada… Nunca faltará un ocioso sin más fin que el de entretenerse a si mismo y a las masas con los ridículos aconteceres que están en boca de todos. Una manera fácil de hacerlo es mediante remixes. O bien mezclando el audio de una noticia en boca de todos con las imágenes de algún programa de televisión (véase las famosas “Mangas del Chaleco” del noticiero de Joaquín López Dóriga). Muchas veces, el resultado va de mediocre a “¡¿Qué chingados fue lo que acabo de ver?! Me siento sucio” (Un ejemplo de esto sería la serie animada de MAD, el arquetipo de “Vamos a hacer una parodia combinando dos o más cosas a lo pendejo, a ver que sale”), pero de vez en vez sale algún video que nos hace soltar desde una sonrisa hasta una estruendosa carcajada. En este caso tenemos:
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Los efectos pedorros usando Macromedia Flash jamás perderán el encanto…
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Y quizá muchos lectores en el extranjero estén pensando: “Bueno, esa clase de programación debe ser endémica de México, o por lo menos de los países de habla hispana”. La respuesta:
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Una de las principales exportaciones de México al mundo, además del petróleo, la mariguana y los inmigrantes ilegales, son las telenovelas. Exportación que no se limita única y exclusivamente al mercado hispanohablante. No, señor. “María la del Barrio” llegó a ser exportada a las mas distantes e indómitas naciones, como Vietnam, China, Camboya, Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Cabo Verde (Pueden ayudarse con este mapa para encontrar los terruños en cuestión). Si quieren saber en que otros países se pudo disfrutar de este serial televisivo, pueden darle clic a esta (incompleta) lista de países en donde se transmitió esta novela, donde además se incluye el nombre dado en el idioma nativo, y la cadena televisiva que tenía los derechos de transmisión.
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Uno de los muchos países en los que “María la del Barrio” se transmitió fue en la misma tierra que nos regaló cosas como el sushi, el anime, los ninjas, y todas esas cosas que las personas bienpensantes dicen que corrompen el alma y pudren el cerebro. Me refiero, por supuesto, a Japón. Los nipones tampoco podían quedarse atrás en cuanto a comedia se refiere, y es así, como obtenemos esta joyita:
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Sólo escuchen atentamente la entonación de la seiyu (seiyu: japonés para “actor/actriz de doblaje”). Es evidente que se está cagando de risa. Y eso hace aún más difícil decidir cual es la escena más hilarante, si la original, que es actuada con relativa seriedad, a pesar de lo absurda, o la traducida al japonés, que se escucha muy ridícula, pero quienes interpretan están conscientes del ridículo.
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Estoy seguro que muchos de ustedes ya han quedado encantados por todos esos comentarios mordaces, crueles e inmisericordes, que la malvada Soraya Montenegro escupe contra la pobrecita Alicia. Es más, estoy seguro que ya se pusieron a buscar en YouTube más videos de este indiscutiblemente icónico personaje mexicano (No por nada es de los mejores personajes que ha visto la televisión, lo cual, en realidad no es algo como para enorgullecernos en lo absoluto).También estoy seguro de que muchos de ustedes, cábulas irredimibles, no pueden esperar a usarlos en alguna conversación. Sin embargo, al igual que ustedes, estoy consciente de que por más que lo intentemos, no somos capaces de imitar el inigualable timbre o las expresivas morisquetas de Itati Cantoral. Así que para que puedan “entrenar”, les presento: La Botonera Oficial de la Maldita Lisiada
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No se que me perturba más. La dedicación que la persona detrás de esta página de Internet puso para lograrla, o la pinche expresión de psicópata de mierda de esa (increíblemente realista) caricatura de Itati Cantoral. A lo mejor eso fue lo que contribuyó a que ahora sea la anfitriona en ese programa de homicidios porno en
Investigation Discovery
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¿Deseas escuchar una y otra vez tus frases favoritas de Soraya Montenegro, pero te da mucha flojera reproducir entera la escena, o buscar el episodio? No te preocupes por eso más, ya que con esta sencilla aplicación, ahora podrás repetir tus frases favoritas TODAS LAS VECES QUE QUIERAS. ¿Chévere, no?
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Wow. Es increíble como una escena de una telenovela destinada a ser olvidada por los anales del tiempo y la humanidad puede convertirse en todo un fenómeno viral. Como ya dije antes, tal cantidad de memes se han hecho tan sólo de esta escena en particular, que sería un ejercicio onanista intentar listarlos todos. Pero es una muestra de cómo el conocimiento funciona de manera diferente a cualquier otra riqueza. Cómo hace ya algún tiempo menciono el respetable Ego, cuando compartes la riqueza (llámense dinero, bienes, alimentos, etc.) entre un grupo, la divides entre esas personas. En cambio, cuando compartes el conocimiento, este se multiplica. Pero más allá de solo crecer por multiplicarse, este muta constantemente, creciendo, fusionándose con otros conocimientos y datos, complementándose, a veces se retroalimenta, a veces parece retroceder para dispararse meteóricamente hacia arriba. En otras ocasiones, embona en todo lo demás como la pieza faltante de un rompecabezas, y de pronto, todo comienza a tener más sentido.
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Si, nada impide que ese conocimiento sea usando con fines frívolos o malignos. Los ridículos memes de Internet, y las agencias de espionaje e inteligencias son muestras de una y otra cosa. Es ahí en donde está nuestra responsabilidad.
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Así que ¿Qué podemos concluir luego de toda la perotada anterior, que sin duda debe ser el texto más largo que he escrito hasta ahora?
1) Antes de cerrarnos a cualquier forma de entretenimiento, solo por venir en X o Y formato, o venir de Tal por Cual persona, de Ese o Aquel lugar, debemos darnos el tiempo para realmente saber de que se trata esa obra, película, libro, historieta, o videojuego. Si, son cosas que están pensadas para entretener más que para educar, pero eso no significa que debemos rechazarlos por ser frívolos. Muchas de esas obras realmente esconden mensajes profundos y hermosos.
2) Teniendo en cuenta lo anterior, tampoco debemos exaltar más allá de toda lógica una obra artística o de entretenimiento. Si, a ti te puede parecer lo mejor de todo el mundo mundial. Pero hay gente que tiene diferentes gustos, diferentes formas de pensar. Esta bien que sugieras obras (quien sabe, podrías estar atrayendo a un nuevo fan), pero hay formas de hacerlo, y despotricar contra lo que al otro le gusta, no es una de ellas. Además, puede que, aunque no lo creas, o aunque se venda como tal, esa obra no sea tan buena, o en realidad no transmita esos valores que tanto pregona.
3) El conocimiento, a diferencia de las riquezas materiales, es un recurso que no se divide cuando lo compartes, sino que se multiplica. Crece, se complementa, evoluciona, se retroalimenta, se reproduce, se transmite. No siempre tiene consecuencias agradables o positivas, pero es ahí en donde nosotros debemos actuar con responsabilidad, sentido del deber, y respeto. Comprender el universo que nos rodea, comprendernos a nosotros mismos, y aprovechar ese cocimiento por el bien de nuestro hogar (La Tierra) y nuestros congéneres y co-inquilinos. No por nada, la ciencia, la filosofía, el saber, es lo más noble, puro y hermoso que los seres humanos podemos ofrecerle al universo.
4) A veces podemos encontrar el más divertido humor en el medio u obra donde menos lo esperamos. Y a veces esa es nuestra única manera de sobrevivir en un ambiente estúpido sin volvernos completamente locos…
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Por todos esos alegres y divertidos momentos del más puro humor involuntario cuando me cortaban el cable por falta de pagos (que afortunadamente eran ocasiones contadas), solo tengo dos cosas que decirte, “La Rosa de Guadalupe”: 1) Gracias y 2) Púdrete
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5) Da gracias de que tu vida no sea “como de televonela”, porque con esas telenovelas ¿ya para que queremos películas de los Almada?
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Sir David von Templo. Cambio y Fuera.