miércoles, 23 de septiembre de 2009

Juventud mandada al carajo

Uno de los pocos recuerdos gratos que tengo en mi memoria es sobre mi padre relatándome las cosas que él hacía, decía y pensaba (bueno, que todavía piensa) cuando era un pequeño chaval, como yo en ese entonces, me contaba de cómo los chavos y chavas de aquellos otrora buenos tiempos eran buenos chavos, que practicaban deporte y que ayudaban a sus padres, que no tenían vicios y que le echaban ganas a los estudios, y ¿Qué ha pasado con esa juventud de la cual mi padre me hablo en mi tierna infancia? Pues sencillo, se fue a la mierda, así sin más.
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Posiblemente los lectores jóvenes de este blog (menores de 18 años, y que no asisten a la universidad) comiencen a despotricar con solo leer el prologo de esta entrada, ¿y saben algo?, sus lloriqueos me importan lo mismo que lo que a un diputado le importa lo que ocurre en el país.
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Voy a ser muy honesto en esto, la juventud de este país desperdicia su juventud (aunque suene a pleonasmo). Una de las muestras de esto está en las secundarias y preparatorias, principalmente las privadas, donde cada viernes, al terminar las clases, podrás ver a una estampida de chavos de 15 a 18 años, que dudo mucho que sean capaces de lavar sus propios calzones cagados (esa frase me la decía mi madre cuando era niño y no sé por qué siento morbo cuando la digo), correr como si fueran perseguidos por un ejercito de sacerdotes pederastas al antro o bar de mala muerte más cercano.
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Y aquí es a donde viene mi pregunta, ¿Qué es lo que tiene de interesante ir a un lugar como ese? Muchos de ustedes, escuincles clase medieros que lean la pregunta posiblemente (y por posiblemente quiero decir que a huevo) dirán: “Ashhh, que pinche naco eres, no que muy Sir” y un sinfín de comentarios que me dan hueva escribir, pero que en resumen significan “Pero qué clase de pregunta es esa”. Y bueno, es que me llama poderosamente la atención (por no decir que me jode sobremanera) que estos antros, que son espacios muy reducidos, donde venden el alcohol carísimo, va mucha gente, poner música mierdera (léase reggaetón), donde en el aire existe una mayor concentración de humo de tabaco que de oxigeno, donde la puerta de entrada sea la misma que la de salida, y donde los baños causan mas asco que los de una central camionera, sean tan populares.
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Digo, cuando vamos en el metro, la combi, o en cualquier transporte público, vemos que se viola aquella Ley física que enuncia “Dos cuerpos no pueden compartir el mismo espacio” (He de suponer que los científicos que formularon esta ley nunca tuvieron el suplicio de viajan en una combi) y por obvias razones, eso nos desagrada. Digo, por mi parte me es muy molesto estar sentado junto a una tipa que aparentemente debe tener 3 nalgas y media en lugar de 2 en el asiento de estos socorridos vehículos públicos. Pero al parecer, aunque esta ley física antes descrita también se rompe en los antros, parece que a ninguno de los chamacos que asisten a ellos les molesta, sino que al contrario, entre más gente vaya, es mejor.
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Si quitamos las luces en esta imagen, y bajamos un poco el techo, esta foto parecería la estación Hidalgo de la linea del metro 3 de la ciudad de México
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Lo sé, estamos en una sociedad donde erróneamente se cree que más es mejor (si no, no habría mercado para las Hummer o las Cheyenne) pero por favor, no tiene nada de agradable tener que estar en un reducido espacio de apenas medio metro cuadrado saltando al sonsonete de un reggaetón procurando no descontar al cabrón de al lado, a la vez de que te cuidas de que no te vayan a descontar a ti de un codazo.
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Además ¿acaso creen que les piden permiso a sus padres para ir a esos lugares? Si contestaste si, te diré que eres muy inocente, si contestaste que no, te diré que tienes toda la razón, y si por si acaso contestaste que no tienes por qué pedir permiso por que según tu ya estás muy grandecito, yo te diré que mientras vivas bajo el techo de tus padres y no aportes ni un triste quinto a la economía de tu familia, pues tienes que pedirle permiso, pendejo.
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Pero eso no es lo único que me decepciona de esta actual juventud. Existen tantos aspectos de ella que me cabrean, pero considero que es más prudente callar ahora, y dar por finalizada esta entrada, pero no se preocupen, que esta vida es larga, y publicare mas entradas sobre este tema.

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Sobre estas lineas podemos ver a una pequeña manada de Preparatorians Fresus en su habitat natural, un antro de mala muerte, ecosistema que crece con una velocidad alarmante. Parece que en esta fotografia aparece la madre de una de ellas (de colada, supongo)

1 comentario:

Un monotrema disgustado dijo...

Pues lo mismo que aquí. Culturizarse poco, ansiar la llegada del fin de semana para ir a bailar la misma música durante, al menos, 5 meses.

Me he acordado de una entrada mía viejísima, te pongo link: http://pacogorzados.blogcindario.com/2005/02/00053-situaciones-tipicas-de-los-sabados-de-mi-juventud-capitulo-uno.html