jueves, 28 de marzo de 2013

Cuando se aplica el conocimiento en la religión y llegamos a una conclusión antiintuitiva, o de porqué el Cielo es más caliente que el Infierno.

Lo sé, lo sé… No tienen porqué recordármelo. Eso de irse sin avisar y regresar así de pronto, sin decir “¡Agua va!”, es una grosería, lo sé. Pero oigan. Sir David von Templo tiene una vida fuera de los Internets que no puede descuidar, y los últimos 12 meses han sido los más pesados de mi vida. Ya saben cómo es eso, termina una etapa en la vida para comenzar otra, y no, no me refiero a que me haya casado o haya tenido hijos (¡Nada más eso me faltaba!), sino que simplemente hay que cambiar unos hábitos con otros, y de pronto todo es urgente, y nada es lo que se quiere, o lo que se necesita, y yadda, yadda, yadda, y la chingada…
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Pero bueno, tratemos de recuperar el tiempo perdido, con una entrada sencilla, con uno de los temas favoritos de este blog. Observaciones mordaces hacia las creencias religiosas… De esos temas de los cuales no puedes hablar en una comida, reunión familiar, o peda, sin romper amistades, decepcionar familiares o granjearte de enemigos mediocres y patéticos (Para los buenos enemigos, es necesario esforzarse más).
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¿Y de que puedo hablar, que nadie más, incluido uno mismo, no haya hablado ya? Bueno, cosas que hablar, en general, siempre van a haber (que la gente no pueda sacar provecho del conocimiento humano para tener buenos temas de conversación, ya es harina de otro costal), y cuando se trata de la religión, es un tema muy amplio del cual se pueden extraer desde tratados de filosofía completos, con referencias a todas las disciplinas del conocimiento humano y toda la cosa, hasta los chistes más tontos, pasando claro, por pequeñas observaciones que pueden pasar de lo pintoresco, hasta lo más lépero (como por ejemplo, tener el cabello largo, mientras estudias en una escuela de monjas, y hacer una observación acerca del look de Jesucristo cuando la madre superiora te recrimina por tu mata enmarañada y mugrosa, digna de Kurt Cobain).
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Y de lo que hablaré el día de hoy, es precisamente una de esas observaciones pintorescas, de esas que al evidenciarlas, te da un ataque de risa, al tiempo de que caes en la cuenta acerca de lo mucho que ha aumentado el conocimiento humano acerca del universo a lo largo de los siglos.
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Pues bien, comencemos.
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¿Qué me dirían si les dijera que, de acuerdo a la Biblia, el Cielo es más caliente que el Infierno?
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Creo que puedo imaginar las respuestas de algunas personas:
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"¿No mames? ¿De cuál te fumaste?"
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"Tú y tus pinches jaladas".
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"¿A chinga? ¿Pero cómo? Si el cielo es el cielo y el Infierno es un lago de fuego…"
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"Esas son mentiras de los pinches ateos para hacer a la gente caer en el pecado". (No inventen. Como si necesitaran ayuda para pecar)
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Está bien, esa última fue una exageración…
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Permítanme explicarles cómo es que se llega a esta anti intuitiva conclusión.
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Esta jocosa aseveración de que el lugar que el cristianismo llama Cielo es más caliente que ese otro lugar que el cristianismo llama Infierno apareció por primera vez en el libro Applied Optics [11(8) A14 (1972), Agosto], de la mano de un autor anónimo. En él se recurre al uso de conocimientos básicos de física, así como algunos versículos de la Biblia, para calcular la temperatura del Cielo y el Infierno para contrastarlas. Para saber a mas detalle acerca de esto, pueden revisar este enlace
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Ahora, revisemos con más detalle el libro sagrado de los cultos cristianos, conocido como el “Buen Libro”, “La Más Grande Historia Jamás Contada”, o “Ese libro que sirve a toda madre para aplanar las milanesas”. Me refiero por supuesto, a la Biblia. Para esto de probar la temperatura de los reinos espirituales, utilizaré la traducción de la Biblia más distribuida alrededor del mundo que hay… La King James Version.
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La Biblia se caracteriza por ser un libro de naturaleza contradictoria, que facilita que cualquier persona, sin importar la(s) ideología(s) con la(s) que comulgue, pueda usarla para defender esas ideologías, o en su defecto, atacar las ideologías de su adversario. Casos así abundan. Desde los ya clásicos casos de gente apoyándose en Levítico para condenar la homosexualidad y las reformas sociales a favor de las personas no heterosexuales, siendo rebatidos por otras personas usando el mismo libro de Levítico, hasta casos un poco más escasos y curiosos, como lo son ambientalistas, defensores de los derechos de los animales, talleres feministas y grupos de jóvenes marxistas/chairos, apoyándose en el libro para defender sus ideas (aunque usted no lo crea).
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Pero hay otra característica que tiene la Biblia, y esa es que, cuando lo amerita la ocasión, es un libro muy, muy descriptivo, si bien se recurre muchas veces a ese lenguaje rebuscado tan del gusto de los escritores y traductores de la antigüedad. El ejemplo más representativo de esto lo tenemos en el libro del Apocalipsis, donde se narra con lujo de detalle cómo es que, literal y figurativamente, nos va a cargar la chingada al final de los tiempos…
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Hay gente tan devota (o tan enferma) que ha reproducido con los famosos bloques de LEGO, escenas enteras de muchos episodios narrados en la Biblia. Si tienen el estómago, y sienten que nada puede arruinar sus recuerdos de la infancia, denle clic a este enlace
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Pues bien. Aunque la Biblia no es muy específica en cuanto a la infraestructura con la cual se mantiene en funcionamiento tanto el cielo (¿Hay máquinas expendedoras, spas y videojuegos? ¿ Ríos de queso para nachos, o de cerveza? ¿Árboles que en lugar de fruta den tocino? ¿Llueve pizza y strippers?) como el infierno (¿De a cuanta gente se reparten los demonios para escarmentar a las almas? ¿Separan a los pecadores por la gravedad del pecado como en La Divina Comedia, o agarran parejo con todos? ¿Utilizan alguna clase de aparato de tortura? ¿Están certificados bajo la norma ISO 9000?) en algo en lo que sí es muy descriptivo el libro es en el ambiente general que impera en cada uno de estos lugares.
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Revisemos ahora, que es lo que dice el buen libro con respecto al lugar al que todo creyente aspira a llegar. El Cielo. Una de las descripciones más precisas acerca del clima del cielo se encuentra en Isaías 30:26, ya que tiene la ventaja de mencionar números, y un marco de referencia para que podamos hacernos una idea de cómo es este lugar.
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Ahí les va:
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Moreover the light of the moon shall be as the light of the sun, and the light of the sun shall be sevenfold as the light of seven days, in the day that the LORD bindeth up the breach of his people, and healeth the stroke of their wound.
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Para efectos de esta entrada, es necesario traducir el texto anterior, para aquellos que no sepan la lengua de Shakespeare.
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Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor a la luz de siete días, el día que soldará Jehová la quebradura de su pueblo, y curará la llaga de su herida.
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Muy bien, traduzcamos esto a un español más urbano y actual.
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¿Qué es lo que este pomposamente escrito versículo bíblico nos está diciendo? Bueno, nos dice que en el Cielo, lugar final para las almas bondadosas, el sol y la luna tendrán un brillo mayor que en nuestra mugrosa tierra. La luna tendrá el mismo brillo que el sol, y el sol tendrá el brillo de 49 soles (dice que tendrá siete veces el brillo de 7 días, es decir, siete por siete, igual a cuarenta y nueve) Eso significa que en total, el Cielo recibe una radiación equivalente a 50 soles.
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Ahora, utilizaremos la ley de Stefan-Boltzmann, que describe la relación entre temperatura y radiación.
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Sustituyendo las variables que tenemos, la ecuación queda de la siguiente manera:
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(H/T)^4=50
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Donde T es la temperatura absoluta de la Tierra, que es igual a 300 K (27º C). Despejando H, que es la temperatura del Cielo, obtenemos un valor de 798 K (525 ºC).
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“Está bien dura la calor, óigame”
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525 grados centígrados. No sé ustedes, pero esa temperatura es bastante alta, si tomamos en cuenta que la temperatura necesaria para fundir el plomo es de 327 °C, para fundir el zinc es de 460°C, y para fundir el antimonio es de 630°C. Y claro, los elementos que no se funden a esta temperatura, no tendrían dificultad de estar al rojo vivo a esa temperatura… Ya me dirán ustedes si les parece una temperatura tolerable para un ser humano. O en este caso, para un alma humana…
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Pero, ¿Qué hay del infierno?
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Para el infierno, usaremos la descripción más exacta que aparece del infierno, en uno de los libros más populares que tiene la Biblia, inspiración de profetas y locos varios (desde carismáticos pastores evangélicos vestidos en elegantes trajes blancos y repletos de joyas, hasta vagabundos harapientos y greñudos, sosteniendo pedazos de cartón con consignas apocalípticas al estilo de “The Rapture is near” o algo por el estilo). Me refiero por supuesto, al Apocalipsis.
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Analicemos entonces Apocalipsis 21:8, de nuevo, de la King James Bible:
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But the fearful, and unbelieving, and the abominable, and murderers, and whoremongers, and sorcerers, and idolaters, and all liars, shall have their part in the lake which burneth with fire and brimstone: which is the second death.
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Que traducido al español, dice así:
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Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
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Esto significa, en mexicano, que la temperatura del infierno es igual o menor a la temperatura más alta que puede adquirir el azufre en estado líquido. Si ese azufre alcanzara una temperatura mayor, alcanzaría el punto de ebullición, y se convertiría de un líquido en un gas, por lo que ya no podría haber un “lago de fuego”, sino una “nube de fuego” o “niebla de fuego”, o algo por el estilo. ¿Qué temperatura es entonces la que el azufre no debe sobrepasar, para que tengamos ese lago de fuego? La temperatura de ebullición del azufre es de 444.6 grados centígrados. Redondearemos esta temperatura al entero más cercano, en este caso 445 grados centígrados.
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Entonces tenemos que las temperaturas de estos lugares son las siguientes.
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Luego entonces, el Cielo es más caliente que el infierno.
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Quod erat demostrandum
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Sir David von Templo se despide, pero esta vez promete ser más proactivo en cuanto a publicar este espacio se refiere… Quien sabe, quizá en una futura entrada pueda resolver la duda de si el infierno es endotérmico o exotérmico.
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Sir David von Templo, cambio y fuera.